Un pequeño legado (y XIV)

(Para ver las partes anteriores entre otros relatos de los eones)

La última noche, tras el incendio, por primera vez en mucho tiempo, Wendell no tuvo pesadillas. Al despertar, a pesar de las pocas horas de sueño, se había levantado con una energía renovada, si rastro de esos terrores nocturnos que mermaban su descanso. Cuando nuevamente volvió a acostarse tras la agotadora jornada de visitas y preguntas, se durmió al poco, tranquilo por un trabajo bien hecho.

Se incorporó al oír un ruido. Se mantuvo en silencio por si sonaba de nuevo. Ahí estaba. Como alguien arrastrando los pies. ¿Habrían entrado en su casa? Con sigilo salió de la cama y abrió la puerta de un armario donde guardaba un revólver en un falso hueco. Abrió un poco la puerta, muy despacio. Miró a través de la rendija abierta y cerró violentamente la puerta. Notó en su mano algo viscoso donde debería estar su arma. Un pequeño ente bulboso parecía sonreírle con malicia. Lo lanzó contra la pared y al impactar escuchó un detonación que le despertó.

Se incorporó al oír un ruido. Jadeaba. Un mal sueño. Lo que había visto al otro lado de la puerta y lo que había sentido en su mano era tan real que casi le da un ataque. Necesitaba un poco de aire, de modo que abrió la ventana para que entrara le diera el fresco un par de minutos. Allí estaba otra vez ese hombre pero ahora Wendell no tenía miedo. Comenzó a gritarle, a amenazarle con que iba a llamar a la policía. El otro tan solo le señaló con un dedo, un dedo que se estiraba hacia él, convertido en un horrible tentáculo. El paisaje se deformó y una vez más veía esa inmensa, infinita, llanura con los horribles e imposibles seres al fondo pero ahora no se alejaban sino que caminaban o se arrastraban o levitaban o lo que fuese hacia él. El hombre se tiró al suelo y se arrastró hasta un rincón donde quedó temblando.

Se incorporó al oír un ruido aunque nuevamente se había incorporado en su cama. ¿Había despertado o no? ¿Seguía en esa pesadilla? Lágrimas de desesperación y locura afluyeron a su rostro demudado por el pánico y la incertidumbre. A su alrededor todo era silencio y por la ventaba se asomaba una luna menguante en una despejada noche otoñal. Todo en orden. Sí, todo en orden y tranquilo. Necesitaba agua. Respirando dificultosamente salió de la cama y se dirigió a la cocina para tomar el preciado líquido. Con el vaso lleno, se sentó para acabar de calmarse. Confiado por haber sido capaz de dormir la noche anterior sin necesidad de la medicación, se había olvidado tomarla de nuevo. Era eso. Esperaba no tener que tomarlas el resto de su vida. En cuanto acabara de formalizar los documentos necesarios para recuperar sus bienes, se tomaría un mes de vacaciones y se olvidaría de todos sus males.

Tras tomar el agua y dejar el vaso en la cocina, volvió al dormitorio con cierto nerviosismo por si las pesadillas se repetían de nuevo. Hasta ahora sólo le habían atacado en el primer sueño de modo que, con todo, ahora dormiría más tranquilo. Sobre la mesilla de noche reposaban un dietario con anotaciones de su trabajo y el vaso, que en esta ocasión no contenía agua.

Wendell trastabilló y chocó con la pared mientras veía que un extraño ser salía del vaso. Y salía y salía. Era como una serpiente de un color indefinido y sin ojos. El joven se tambaleó hasta el armario en busca de su revólver, abrió la puerta mientras vigilaba los movimientos de ese horripilante ser que estaba ya fuera del vaso y del que empezaban a salir protuberancias. Se giró para tomar el arma y no vio sino abismo ante él. Se dio la vuelta para buscar una salida cuando algo lo atrapó y lo alzó en volandas. El ser que ocupaba la habitación lo había enlazado en un extraño tentáculo que refulgía levemente con la luz irreal que emanaba de la puerta abierta. Lo obligó a mirar a través de ella mientras Wendell gritaba angustiado ante la visión de los seres que pretendían alcanzar la puerta. El ente que lo había aprisionado lo apartó de allí haciéndole mirar por la ventana, que rompió con otra de sus viscosas extremidades. Unos cantos en un idioma desconocido llegaron a sus oídos a medida que unos hombres se acercaban. Howards, Samuelson, Spencer y otras gentes de Arkham entre rostros desconocidos entonaban esa extraña salmodia. Lo sabían, ellos lo sabían.

Bruscamente el tentáculo tiró de él hacia atrás y obligó al abogado a mirar hacia el ser. Algo similar a una cabeza asomaba en lo alto del ser que ahora tenía más de dos metros de alto. La cabeza giró y Wendell vio su rostro. Un grito agónico y desgarrado surgió de su garganta y comenzó a llorar desperado. El rostro se acercó sonriente, abrió la boca y después solo la negrura.

El médico retiró el estetoscopio del pecho de Wendell confirmando con un gesto adusto que estaba muerto. Preguntó a la aún temblorosa Mildred, ama de llaves y cocinera de la casa, qué había sucedido exactamente. Ella respondió que no podía contestar con certeza pues unos terribles gritos la despertaron pasada la media noche. Bajó las escaleras alarmada al darse cuenta de que esas desgarradoras voces provenían de la habitación su dueño. Golpeó en la puerta pero al no obtener más respuesta que un extraño gorgoteo, decidió abrirla. Además estaba preocupada por unos extraños cantos que sonaban en la calle.

El joven estaba tumbado sobre las sábanas, lo vio con el cuerpo muy tenso y rígido. Parecía que los ojos se le iban a salir de las órbitas fijos en un punto del techo pero como sin ver. Cuando se acercó para intentar ayudarle a incorporarse, el hombre, con una rápida mano, la atenazó y dijo unas palabras sin sentido alguno para la mujer: “Ha vuelto. Yo lo maté pero ha vuelto. Se acerca con esos monstruos. Se acercan. Estamos perdidos. Yo lo maté. Su cara. ¡Oh, su cara!”

Wendell dio un último grito, como expulsando el alma, y dejó caer su brazo, quedando su cuerpo inerte sobre la cama.

5 lectores en Miskatonic:

  1. El Erudito dijo...:

    Pues ya está. Se acabó. Lamento no haber posteado las entradas más a menudo.

    Gracias a todos lo que habéis leído todo. A los que os haya gustado, me alegro mucho. A los que no, no tenéis ni put... digoooo que vaya, que qué lástima.

    Por cierto, los que leáis esto hoy (15/11/07) podéis aprovechar para mandar un tentacular abrazo al Acólito en su cumpletacos.

  1. El Bardo dijo...:

    enhorabuena me alegro lo terminaras, en el buen sentido...que luego hay mucho jocoso por ahí...

    ya te iremos dando sugerencias temáticas para la siguiente entrega...

    y al arcano ¡feliz cthulhu cumpleaños! a ti? a mi!....

  1. Sybaria dijo...:

    Llego tarde, llego tarde, llego tarde!!
    Feliz y dementante cumpleaños Acólito!!

    En cuenta al relato a mí me ha encantado. Muy bueno Erudito.

  1. El Erudito dijo...:

    Muchas gracias, Sybaria y también gracias por las felicitaciones de parte del Acólito.

  1. Anónimo dijo...:

    Buenisimo el final xD Me ha encantado :D

 
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