Hace unos meses publiqué un post titulado 111 dentelladas, en el que hacía unos comentarios sobre la novela del Bram Stoker. Vuelvo a ella porque se aproximan tiempos interesantes en lo que se refiere al chupasangres valaco.
Tres amenazas, tres. La primera, la eterna, la del monstruo en la sombra, la de la no-vida que nos produce esa atracción y repulsión simultánea. La de la despedida del sol y la vida en la muerte de otros. La primera.
La segunda amenaza comparte el mismo apellido que el creador del mito: Stoker, de nombre Dacre, sobrino-bisnieto de Bram –para qué se van a llamar, no sé, John y Frank, ¿para qué?- ¿Por qué amenaza? Porque junto a Ian Holt, guionista de cine y miembro de la Asociación Transilvana de Drácula
VAN A PUBLICAR LA SEGUNDA PARTE DE LA NOVELA. Su título, “Drácula, el No-Muerto”. Título que, por cierto, iba a ser el original del Stoker tío-bisabuelo, hasta que su editor lo quitó. Se publicará en inglés durante octubre y en español el año que viene, probablemente hacia abril-mayo..
Al parecer, dejan de lado el modelo epistolar por una narración más directa porque, según Jane Jonson, editora de Harper Collins UK –la distribuidora de la futura novela en Gran Bretaña- “la hace más inmediatamente accesible al lector moderno de misterio”. Por un momento creí que hablaba del Código De Vinci y entonces sí que tuve miedo. Y aún lo tengo. Mucho miedo. Amenaza. La segunda.
Y la tercera. Julio 2010. La película. Aún no se ha publicado el libro y ya se está rodando la película. Quiero llorar.
Por cierto, para redondear el tema, ¿a que no sabéis a qué se dedicaba el señor Stoker sobrino-bisnieto antes de convertirse en escritor? Si no lo habéis leído por ahí, ni os lo podéis imaginar: entrenador olímpico del equipo de pentatlón Canadá.
Ya estoy llorando.