En este caso, un poquito de esvásticas, unas páginas de historia, pistolas, detectives y los textos de Abdul Alhazred se echan en el recipiente, se ponen a cocinar y se sirven acompañadas de un asado de lechazo condimentado con agua y sal en horno de leña.
El resultado: El Necronomicón Nazi, de Vicente Álvarez.
¡Qué miedo, los best-sellers!
Pues ese habrá salido a la sombra de "El club Lovecraft" de Antonio Lázaro. En vez de esvásticas, cogemos unas espadas y ya tenemos novelas varias.