No tiene nada que ver pero...

Mi entrada de hoy en el blog no tiene absolutamente nada que ver con Cthulhu, aunque si tiene que ver con un par de cosas que realmente quiero compartir con todos. Este fin de semana ha sido tan peculiar como los últimos meses de mi vida. Muchas veces comienzo cosas que nunca acabo, por ejemplo la historia de Lovecraft (la cual algún día concluiré) y empiezo a echar tierra sobre más y más cosas dejando que todo quede en capas ocultas. Pues bueno, por eso antes de que sea tarde para anticiparme, quiero hablar sobre esas dos cosas que me han ayudado a olvidarme un poco de la complicada realidad que vivo en este momento y la cual no requiere explicaciones y tampoco preguntas.

La primera de las cosas que quiero hablar es sobre The Grindhouse. Tuve el gran placer de verla el viernes pasado. Y afortunadamente, las 2 películas unidas por falsos trailers igual de maravillosos. Toda la ejecución, sorprendente. Todo. Los detalles estéticos, la postproducción, la corrección de color. En términos técnicos, una película impecable. Sólo me faltaba estar en un auto-cinema con una preciosa chica de coletas con uniforme de cheerleader, comiendo palomitas y un batido de fresa con una pajita de rayas blancas y rojas. No quiero contar la película ni ningún detalle sobre la historia. Sólo digo que Tarantino va a volver a arrasar gracias a sus diálogos inteligentes venidos de quién sabe dónde y que Robert Rodríguez hace algo increíble también con una historia que podría hacer vomitar a más de uno.

Pero ADVERTENCIA: Los trailers falsos son igual o quizá mejores que muchas escenas de las 2 pelís. En cuestión de 2 ó 3 minutos, nuestro adorado ROB ZOMBIE y ELI ROTH entre otros, nos crean una película que jamás vamos a ver... y que nos deja con las ganas de que existan, porque sería maravillosas.

Por favor, si de verdad queréis ver buen cine, y disfrutar máximo de The Grindhouse no veáis los trailers falsos por youtube. Matan toda la ilusión. Vale la pena esperar.

* * *

Bueno, pasando al otro tema, justo antes de entrar al cine, me di el inmenso gusto de por fin tener en mis manos Year Zero, el nuevo disco de Nine Inch Nails.

El disco y todo lo que hay alrededor es un verdadero laberinto. No es un laberinto dentro de la mente caótica y oscura de Trent Reznor. Es un viaje por el tiempo, hacia el año 2022 donde la oscuridad no está dentro de una forma de pensar sino alrededor nuestro y de nuestros futuros hijos. Mucho dirán que hay autores, guionistas en incluso músicos que ya nos han dado una visión pesimista del mundo. Pero NIN ha jugado con nosotros como parte de esa trama. La campaña por el disco ha sido maravillosa. Marketing de guerrilla en los conciertos, más de 24 websites (el primero de ellos es éste) que te sumergen en un laberinto oscuro y lleno de entresijos, líneas telefónicas a las que llamas y escuchas grabaciones de masacres dentro de discotecas o al Reznoriano "U.S. Bureau of Morality" (Si queréis gastar unas pelas pero divertiros, llamar al +1-866-445-6580 y veréis lo que os dice el Departamento de Moralidad), videos virales de asesinatos de grupos terroristas falsos, colectivos de artistas atacados por las futuristas fuerzas del orden (por cierto, creo que Banksy está metido en el ajo), páginas de periódicos con anuncios reivindicativos en todo EEUU y claro, como producto final, un disco que apenas estoy comenzando a oir y que va a colmar mis expectativas. Por lo menos el arte del disco ya lo ha hecho. El CD está impreso con una tinta térmica negra que no revela nada a menos que le pongas calor. En pocas palabras, fenomenal.

Bueno, pues eso es todo lo que quería decir. Y compartiros el cartel que he hecho para el opensourceresistance y un poco de lo que veo aquí, en mi particular montaña de la locura.