La Isla de Pascua
Lejos de todo lo civilizado y tal vez cerca de la zona donde cayó el vuelo 815 de Oceanic Airlines, esta isla queda realmente cerca del culo del mundo. Mejor dicho, si el mundo tuviera una espalda, la parte donde no se puede rascar cuando le pica se llamaría Rapa Nui (que en el idioma local significa 'ráscame aquí' ). Para llegar a la Isla de Pascua primero hay que viajar a Chile, que de por sí ya queda lejos para todos (salvo de los peruanos, los argentinos y los pingüinos), y desde Santiago, tomar un avión que en unas tres horas y media te deja en una islita de 163 km² llena de hermosos paisajes naturales que aquí no nos competen, y plagada de enormes cabezotas talladas en piedra de diez metros de altura y 50 toneladas de peso. Estos moais han hecho famosa la isla, porque toda suerte de conjeturas se han labrado en torno a su construcción, alrededor de la cultura que los creó y del significado que tienen, aún desconocido. Esta ignorancia permite que se hayan tejido cualquier tipo de leyendas sobre los moais, que van desde la magia tribal hasta los ovnis.
Nueva Zelanda
Casi tan lejos como la Isla de Pascua, y medianamente cerca de Australia (2000 km), Nueva Zelanda tiene un par de islas grandes junto a otras menores que no nos interesan mucho, habitadas principalmente por europeos y unos pocos nativos que lentamente se van extinguiendo. Aparte de su particular flora y fauna, de la leche de gran calidad y de los kiwis, Nueva Zelanda no le interesaría a ningún friki si a Peter Jackson no se le hubiera ocurrido usar los increíbles escenarios naturales de la isla para convertir su tierra natal en la Tierra Media.
Dicen las malas lenguas que al llegar a cualquiera de los tres aeropuertos internacionales de Nueva Zelanda hay un papel de obligada firma para los turistas, que dice más o menos esto: "con la firma de este impreso, el viajero confirma su comprensión de que en el territorio neozelandés no existe ningún tipo de edificación que responda a los nombres de Osgiliath, Minas Tirith, Minas Morgul, Moranon, Barad-dûr, Edoras, Abismo de Helm o Hobbiton, y desestima cualquier reclamación, demanda o exigencia al respecto". Parece ser que la lluvia de turistas semi analfabetos en búsqueda de los increíbles escenarios de El Señor de los Anillos ha incrementado ostensiblemente el porcentaje de visitas descontentas en Nueva Zelanda. ¿La razón? Pues que los pocos escenarios de la película que no fueron creados con animación digital, fueron desmontados hace años, y lo que queda pues es lo que había al principio: los increíbles escenarios naturales, sin rohirrim cabalgando imponentemente en el horizonte, ni hordas de uruk-hais alzando sus hachas de batalla de forma sangrienta. Eso sí, dicen que los escenarios naturales son... increíbles. ¿Lo había comentado ya?
Las Tres Grandes Pirámides
Parecerá un poco obvio, porque de entrada es uno de los destinos más visitados del mundo. Pero esto no es nuevo: las pirámides han sido sitio de turismo por siglos. De hecho, cuando pasó de visita por allí un tal Heródoto, la más grande de las pirámides ya tenía dos mil años de antigüedad (sí, dos mil años, lo mismo que el cristianismo actual). Semejantes moles tienen ya (más o menos) 4.500 años desde su construcción. Aunque ahora nos parecen magníficas, aún semidestruidas y con la decadente ciudad de El Cairo acechándolas, no son nada comparadas con lo que fueron. Dicen las crónicas que las pirámides estaban recubiertas de piedra caliza, que brillaba en el desierto, y tenían en la punta una pequeña pirámide de metal que reflejaba los rayos del sol a muchos kilómetros de distancia. Y estaban rodeadas de templos, estatuas, avenidas y jardines: todo un parque temático mortuorio. Aprovechando que los historiadores no se ponen de acuerdo en la forma como los egipcios de hace cuatro milenios construyeron esas moles sin ayuda de la rueda, han surgido miles y miles de teorías disparatadas, que incluyen extraterrestres, magia negra, dioses olvidados, civilizaciones perdidas y puertas dimensionales. Eso sin contar los desastres físicos e históricos producidos por la contaminación, los saqueadores, los turistas, los novelistas sin imaginación, y las producciones de Hollywood. Aunque tal vez las pirámides sigan allí cuando se haya descompuesto hasta la última copia de los filmes en donde Brendan Fraser es perseguido por una momia más imbécil que él.
El Lago Ness
¿Qué probabilidades hay de que una familia de plesiosaurios haya sobrevivido durante 65 millones de años en un oscuro lago del norte de Escocia? Pocas, ¿no? Sin embargo, el Lago Ness se ha ganado su mérito de sitio friki gracias a los avistamientos de un enorme ser de apariencia cretácea que nada por las oscuras aguas, y que al parecer sólo le gusta ser fotografiado por cámaras de baja resolución y en películas de mala calidad. Será que no le gusta la fama. Aún así, Nessie se ha convertido en un personaje conocido en todo el mundo, con apariciones en televisión, películas de serie B, y relatos de todo tipo. Viajar allí vale la pena por los paisajes naturales, y para hacer parte del mito fotografiando alguna rama suelta dentro del lago y haciéndola pasar por el cuello de un animal mitológico. O encontrando la respuesta al enigma al quitarle el disfraz al señor Robinson, que quería asustar a los visitantes del lago para poder vender su hotel como sitio encantado. ¡Y todo gracias a Scooby Doo!
Tokio
Friki por naturaleza, Japón tiene en su capital la representación perfecta de un universo en donde conviven Super Mario, Naruto y Godzilla. Tokio significa, a ojos de un turista friki occidental, niñas vestidas de colegialas corriendo por las calles, centros comerciales repletos de juegos de video, escenarios vivientes de películas míticas, y todo un mundo de merchandising que no podemos abarcar. Cosplay, manga, videojuegos, pescado crudo, sandías cuadradas, máquinas expendedoras de braguitas usadas, espadas samuráis, estrellas ninja y templos budistas. Yo no tengo nada que decir que no haya dicho en su momento el gurú español en tierras niponas, Kirai. Acudir a su blog sirve para preguntarse cuánto tengo en la cuenta de ahorros y cuánto cuesta el billete a Japón.
Silicon Valley
¿Qué hay para ver? Pues nada. Son quince ciudades en un valle bastante seco, típico del norte de California, en la costa oeste de los Estados Unidos, repletas de edificios corporativos y complejos residenciales, que representan el centro de la tecnología informática de nuestra era. Más que pasar por allí, millones de geeks morirían por trabajar en alguno de los miles de cubículos de los cientos de empresas que tienen sus sedes en le valle del silicio. Puedes hacer visitas guiadas en algunas de las firmas más conocidas de la red: Yahoo!, Adobe, Google, Intel, Microsoft, eBay, Apple, Hewlett-Packard, AMD, Nintento, Nvidia, Symantec, Oracle o Sun Microsystems. Y babear un poco con lo que veas, desde luego.
Triángulo de las Bermudas
No es realmente un sitio que se pueda visitar. Más bien es una especie de zona geográfica compuesta por las líneas imaginarias que unen las islas Bermudas, Puerto Rico y Fort Lauderdale (EEUU), bien conocida porque la imaginación popular y el tirón mediático la han convertido en foco de desapariciones de barcos y aviones, y en origen de fenómenos inexplicados con brújulas y aparatos electrónicos. Hay listas largas de personas, naves y aeroplanos perdidos en el dichoso triángulo, y cientos de miles de páginas especulativas sobre las causas de este misterio. Aunque también hay decenas de expertos cualificados que desvirtúan las estadísticas y traen sensatez entre tantas ideas sobre trampas alienígenas, alteraciones magnéticas, gases extraños e incluso barcos fantasma. Técnicamente la mejor forma de visitar el Triángulo es alquilar un barco o avión, o comprar un billete en cualquiera de las líneas marítimas o aéreas que constantemente pasan por allí. Y cruzar los dedos para que no pase lo mismo que al escuadrón de cinco bombarderos TBM Avenger de la marina de EEUU en 1945, perdidos en medio del océano, sin ninguna explicación (añádase aquí la música de Twilight Zone: tiririri tiririri...)
Matmata
Mos Eisley existe. Está en medio de un desierto y sus casas, del color de la tierra, son difíciles de ver desde el aire, y se integran en el ambiente árido como si hubieran crecido con el entorno. Es Matmata, en Túnez, y estar allí es lo más cercano a visitar esa galaxia muy muy lejana. Gracias a George Lucas este pueblecito perdido dejó de ser un de pastores para convertirse en un destino turístico más dentro de la región, explotando los deseos de cualquier buen seguidor de Star Wars (o Indiana Jones). Lo bueno del viaje es que se puede combinar con una estadía en cualquiera de las playas cercanas, donde hay hoteles buenos, bonitos y baratos, para que tu chica friki se pruebe por fin ese bikini modelo Leia que tanto te gusta.
Roswell
En 1947, cerca a un pueblecito de Nuevo México llamado Corona, cayó un objeto volador no identificado. La mala suerte de Corona es que la base más próxima del ejército estaba en otro pueblo un poco más alejado del incidente. Allí fueron llevados los restos de la extraña nave, y ése fue el sitio que acaparó toda la fama: Roswell. Hoy es mundialmente conocido por ser el punto donde cayó una nave espacial alienígena que fue prontamente requisada por el gobierno de los Estados Unidos. Al menos ésta es una de las versiones más conocidas de la historia. Otras señalan que se trataba de un prototipo secreto de aeronave. El gobierno dice que se sólo era un globo sonda experimental. Videos y fotografías han ayudado a aumentar el mito. En Roswell todo gira en torno a este suceso: los alienígenas son las mascotas de los equipos deportivos, los souvenires más vendidos y la fuente de jugosos ingresos por el turismo. Por eso, si uno de tus pasatiempos es alejarte de las ciudades con unos cuantos amigos para buscar movimientos extraños en el cielo, y si crees que la verdad está allí fuera, Rosewell es el parque de diversiones que estás buscando.
Petra
Ta tarataaaa, ta taraaaa, música de Indiana Jones y el susodicho cabalgando a lomos de un veloz caballo para vencer a los terribles nazis que quieren apoderarse del Santo Grial. Pero en Petra, la ciudad jordana excavada en la roca, escenario de la famosa película, no hay nada parecido. Especialmente porque todo el sitio fue construido por el pueblo nabateo, que no tiene ninguna relación con el cristianismo. De hecho, esa gran fachada que parece la entrada a una iglesia es un edificio conocido como La Tesorería, bastante laico (aunque siglos después fuera usado para ritos cristianos). En todo caso, muy imponente y turística (unos 60.000 visitantes al año), Petra tiene ese aroma templario, místico y oculto de las civilizaciones que se fueron extinguiendo bajo el dominio de otras más poderosas.
Menciones especiales:
El Orient Express: el tren de lujo que unía París y Estambul desde 1883, escenario de varias famosas muertes policíacas con Bond y Poirot en escena, dejó de funcionar en 1977. Ahora una empresa particular ofrece un viaje similar, y se puede hacer el mismo recorrido por cuenta propia en varios trayectos. O se puede jugar la campaña de la Llamada de Cthulhu...
El Área 51: dicen los conspiranóicos que el Área 51 es una base militar donde el gobierno de los Estados Unidos oculta, estudia, y experimenta tecnología de origen extraterrestre. Nos encantaría visitarla, pero estamos seguros que no podrás llegar tan lejos como Mulder: la entrada está más que prohibida.
El Ferrocarril Transiberiano: Tender más de nueve mil kilómetros de vías ferroviarias desde Moscú hasta Vladivostok es una de esas ideas que no puedes llevar a cabo sin una buena cantidad de prisioneros. Todo un reto, pequeña Maiko... mis respetos. Es un viaje que en mi imaginación está hecho para acabar todos los juegos posibles de la Game Boy.
Industrial Light and Magic y el Rancho Skywalker: orígenes creativos del universo Star Wars, no están abiertos a visitas, salvo por invitación especial. Snif.
Stonehenge: famosísimo círculo de piedras megalíticas al sur de Inglaterra, de unos 2000 o 2500 años de antigüedad (500 años más o menos ¿qué importa?), y de uso desconocido: según esto, pudo ser un centro de rituales mágicos, un altar de sacrificios demoníacos, una base de control de energías telúricas o un observatorio astronómico (esto último, más aburrido aunque más probable).
Guerreros de Terracota: hay que llegar bien al centro de China para ver a estas 7.000 figuras de guerreros y caballos a tamaño natural. O bien, haber estado en alguna de las ciudades visitadas por la exposición itinerante que lleva algunas de estas estatuas por todo el mundo.
Yo me haría un tour multidestino:
1. Primero recogería a unas cuantas princesitas Leia de la página de los bikinis.
2. Me las llevo a Matmata para entrar en ambiente.
3. Posteriormente me voy con ellas a Roswell y adquiero unos souvenirs, como unos cuantos grises cabezones de peluche tamaño natural.
4. Pongo unos de los cabezones de peluche alrededor del área 51 para simular una invasión, así salen acojonados los militares dejando la puerta abierta por donde las Leias y yo nos colamos, agarramos el primer Ofni a mano y escapamos cual Millenium Falcon huyendo de la estación de Hoth en el Imperio Contraataca.
5. Aparcamos el Ofni en el Triángulo de las Verduras y nos damos un chapuzón en las aguas neblinosas.
6. En Ofni nos vamos a Escócida. Jugamos al Orient Express en el algún sitio propicio, como el castillo del Lago Ness. Vale, vale y dejamos jugar a Nessie a pesar de ser patosa (o en este caso aletosa) con los dados.
7. Vamos a la Isla de Pascua a buscar huevos (tonto el que no la pille).
8.Dejamos a Nessie en alguna calle de Tokio para que aletee y gruña y luego vaya a visitar a su prima Godzilla.
9. Nos vamos a Silicon Valley para que la Leia que quiera se aumente las... ejem... orejas. (Más tonto el que no pille esta).
10. Nos vamos a Petra a bebernos unas "copas", que seguro allá hay muchas (Esta si, quien no la pille, es que...)
11. Y para terminar, cuando estemos hartos de griales de vino, huevos de la Isla, juegos de rol y frikadas absurdas, nos vamos a Nueva Zelanda y ponemos los marcianos grises por los descampados, para que los parroquianos y los canguros se crean que se trata de Gollum.
He dicho.