
Mientras ella nos entretenía con su humor desbordante, él nos abrió los ojos sobre la verdadera y justa forma de jugar el Juego de Tronos. Mea culpa, las reglas nunca han sido mi fuerte. En cambio lo suyo es defecto profesional, y nos vino de maravilla para encontrarle más sal a un juego cuya estrategia es apasionante.
La velada quedó inconclusa y no hubo ocasión de terminar el apasionante duelo entre Starks, Tirells, Lannisters, Greyjoys y Baratheons. Pero queda como excusa para otra ocasión, ya sea para concluir la guerra en Westeros o abrir nuevos frentes en tableros que aún están por estrenar.
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