ESTABA EN LATÍN

Una pieza de teatro menor, por El Arcano


Un bar de barrio en Madrid. El local es pequeño y un poco abandonado. Hay un camarero viejo detrás de la barra. Los únicos clientes son dos hombres que están sentados en una mesa, bebiendo café. Uno de ellos lleva uniforme de policía mientras que el otro está de paisano.

AGENTE CARBAJO (de uniforme): Hoy no he terminado el turno pero necesitaba salir.

AGENTE IBÁÑEZ: ¿Estás enfermo o algo?

AGENTE CARBAJO: Me da náuseas todo esto, No se si me estoy haciendo viejo, pero yo creo que antes no era así, algo está cambiando, se está poniendo peor.

El Agente Carbajo se levanta y pide dos cafés más.

AGENTE IBÁÑEZ: ¿Es de verdad? ¿No estás exagerando un poco?

AGENTE CARBAJO (con aire abatido): No lo sé, tal vez es el cansancio solamente. Pero hoy cuando detuvimos al loco ése que iba en contravía por la autopista me sentí mal. Mira, ahí viene Mejía, estaba conmigo esta tarde.

El recién llegado es un policía que lleva uniforme. Llega alterado y nervioso.

INSPECTOR MEJÍA: Ibáñez, Carbajo ¿cómo va la cosa? Yo tengo un dolor de cabeza de espanto.

AGENTE IBÁÑEZ: ¿Y te vas a tomar la cerveza así? Al menos quítate el uniforme...

INSPECTOR MEJÍA (en voz alta): Mira, Ibáñez, no estoy para mariconadas. (Baja la voz y mira al Agente Carbajo) ¿Escuchaste la declaración del melenudo?

AGENTE CARBAJO: De eso hablábamos… el suicida del Fiat. ¿Le dieron algo?

INSPECTOR MEJÍA: Vino el enfermero y le aplicó tranquilizantes. Y si de mí dependiera, hasta camisa de fuerza le hubiera puesto. Pero al rato, cuando le hicieron efecto, se calmó y empezó a preguntar qué hacía en la comisaría, qué había pasado.

AGENTE CARBAJO: ¿No se acordaba de nada?

INSPECTOR MEJÍA: Yo que sé, si se estaba haciendo el idiota o si los tranquilizantes le bajaron el efecto de las drogas. Pero luego empezó a llorar, a pedir que no lo dejaran solo, que lo cambiaran de celda o que lo mantuvieran vigilado. Ahí se quedó gimiendo, yo ya no podía más.

AGENTE CARBAJO: ¿No pidió un abogado? Mira que lo va a necesitar. De los que trataron de esquivarlo, por lo menos hay cuatro que ya están en la morgue y tres más que seguro la palman mañana. Los del Seat que volcó y ardió. Y la lista sigue: tres con amputaciones, una embarazada que perdió el niño, un motorista en coma...

INSPECTOR MEJÍA (enfadado):Carbajo, no seas morboso, pareces de telediario con esa cháchara de muertos y fallecidos. Bastante tengo con haber tenido que aguantar los gritos del loco en la patrulla cuando lo traíamos. ¡Parecía que lo estaban desgarrando por dentro!

AGENTE CARBAJO: Pues tenías que haberlo oído hace un rato cuando salimos de la comisaría. Empezó a llorar y a gemir, pidiendo que lo acompañara alguien, que venían a por él, que ya los estaba escuchando.

AGENTE IBÁÑEZ: ¿Pero qué toma esa gente? ¿Hongos? ¿Qué cosa te da esas alucinaciones?

INSPECTOR MEJÍA: Habrá que ver qué dicen los exámenes médicos. Por ahora hay que decir que no encontramos nada en el coche ni en la ropa. Apenas tenía la cartera y unas cuantas monedas. Nada de valor, salvo un colgante de plata: una estrella con un ojo llameante en el medio.

AGENTE IBÁÑEZ: Melena, colgante y poco dinero. Un hippie, seguro.

INSPECTOR MEJÍA: Alguien de letras, porque había montones de papeles viejos en el coche. Algunos incluso salieron volando por la carretera, montones de hojas amarillentas. Aquí traje una de las que recogimos, para echarle un vistazo con calma.

El Inspector Mejía saca unas hojas de papel arrugadas y sucias, escritas por ambas caras.

AGENTE IBÁÑEZ: ¿Eso es inglés?

AGENTE CARBAJO: No seas idiota, Ibáñez, eso es latín.

AGENTE IBÁÑEZ: Coño, Carbajo, que yo soy de pueblo.

AGENTE CARBAJO: Yo tampoco entiendo qué es. Mejía, ¿tú estudiaste latín?

INSPECTOR MEJÍA: Algo, con los escolapios. Los cabrones nos ponían horas a darle al rosa rosae. Las putas declinaciones.

AGENTE IBÁÑEZ: ¿Y que dice?

INSPECTOR MEJÍA (Saca unas gafas y se pone a revisar las hojas): No entiendo casi nada. Es un latín raro, medieval. Yo aprendí latin clásico, y mal. Por eso tengo pistola y no libros. A ver (leyendo)... aquí pone abyssus invocat ... eso lo entiendo como algo de llamar el mal... hic est enim sanguinis... con la sangre... servorum dei... sirvientes del dios... ille, inquam, Shub Nigh…, qui nescit occasum, encuentra la llama ¿Shub Nigh? que arde...

AGENTE IBÁÑEZ: No tiene sentido.

INSPECTOR MEJÍA: Claro que no. Y si estuviera bien traducido, seguro que tampoco. El melenudo está loco.

AGENTE CARBAJO: Es cierto, más valdría tenerlo vigilado. ¿Quién está en la comisaría?

INSPECTOR MEJÍA: Blasquez, pero ése se la pasa con el tetris en el ordenador y contestando el teléfono. Todavía está bisoño.

AGENTE IBÁÑEZ: ¿Blásquez? ¿El nuevo? Pues ahí viene.

Entra corriendo un policía joven, con el uniforme desordenado y la cara llena de sudor.

INSPECTOR MEJÍA (se levanta de la silla, gritando): ¡Pero qué es esto, Blasquez! ¿Ha dejado la comisaría sola? Le juro que como pase algo...

AGENTE BLÁSQUEZ (asustado, le tiemblan la voz y las manos): ¡Inspector, venga rápido! ¡Es el suicida! Dejó de gritar y cuando fui a ver si le pasaba algo... ¡Estaba ahí tirado, lleno de sangre, en la celda! ¡Las tripas por todos lados!

INSPECTOR MEJÍA: ¡Cálmese, Blásquez! A ver, tómese algo. Nosotros vamos a ver qué pasa. Carbajo, acompáñeme. (Al Agente Blásquez) ¿Quién más había en la comisaría?

AGENTE BLÁSQUEZ : Nadie, sargento.

INSPECTOR MEJÍA: ¡Mierda!

Se alejan, corriendo. El camarero le trae un vaso de agua al Agente Blásquez y se marcha tras la barra.

AGENTE BLÁSQUEZ: ¡Ese olor... como a animales salvajes! Yo estaba sentado, tranquilo, cuando empezó a inundarlo todo, y la sangre. ¡Había mucha sangre!

AGENTE IBÁÑEZ: Tranquilo, hombre, cálmese... tómese esto. (Le pasa el vaso de agua y le da dos palmadas en la espalda). Ya se fueron a ver qué ha pasado. Respire y beba con calma. ¿Qué es eso que trae en la mano?

AGENTE BLÁSQUEZ: No sé, estaba en el despacho, lo cogí antes de ir a ver qué le pasaba al detenido. Es un colgante, con una estrella. Yo creo que es para la suerte o algo así.

AGENTE IBÁÑEZ: Pues me parece que era del tipo que estaba en la celda. Y no le trajo nada de suerte.

Se quedan en silencio un rato. Se cierra el telón.

2 lectores en Miskatonic:

  1. El Erudito dijo...:

    Es que estos jipis especialistas en latín medieval se pasan de listos.

    Si es lo que yo digo, no invoques nada sin un lanzacohetes a mano.

    Me ha gustado el opúsculo

  1. Farándula dijo...:

    Hola Arcano, venía a devolverte la visita a mi blog (aunque deberías mirar las nuevas condiciones de Lulu y Bubok, porque han cambiado desde que escribí aquel post) y me encuentro con este blog tan entretenido.

    Me ha encantado esta pieza; los personajes definidos al vuelo, el diálogo muy bien llevado y el ambiente logradísimo. Si jugara a los mitos te lo robaba para una partida, jeje...

    Saludos

 
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