Comenzando el año

¡Cuánto tiempo de mi parte sin escribir una entrada, cuántas semanas en blanco!

Pero el silencio no puede ser perpetuo, todas las cosas tienden al eterno retorno, con sus debidas explicaciones. Primero, Azeroth y toda la parefernalia de World of Warcraft nos capturaron al Bardo y al aquí escribiente hasta absorbernos todo el tiempo libre disponible, habido y por haber. La recompensa fueron horas y horas de hazañas prediseñadas en misiones y mazmorras: las aventuras de Trenzitas, el chamán tauren, y Uncubo, el sacerdote no muerto (aquí retratados en una colina de Durotar que da al Puerto de Trinquete).


Luego, un mal amigo me recomendó un trabajo de tardes para completar mi apretada agenda. Cuatro horas diarias menos para jugar y escribir en el blog, añadidas a las que ya gastaba detrás de la barra. Pero tras un viaje corto a Italia, he vuelto para encontrarme con que la crisis se ha llevado mi pseudo trabajo, dejándome de nuevo las tardes libres. ¿Qué mejor momento para retomar el pasatiempo de escribir sobre lo tentacularmente superfluo, en este comienzo de 2009?

Loado sea Cthulhu, y que Su Gracia nos llene en este 2009.

Una ilustración de Skot Olsen, encontrada echando un vistazo
a la siempre recomendable página del Laughing Squid.

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